8/6/16

Del pensamiento sistémico y complejo a la comprensión holística de la ciencia


Por Jacqueline Hurtado de Barrera
Marzo, 2015

El pensamiento sistémico
La sistémica abrió el camino en la ciencia para comprender los fenómenos desde una visión más amplia. La sistémica es un antecedente del pensamiento complejo y de la ontología que lo sustenta. El concepto de sistema ya lo planteaban otros autores, entre ellos Levi-Strauss a partir de 1935 desde el estructuralismo, y este autor afirmaba lo siguiente: “una estructura presenta un carácter de sistema. Consiste en elementos tales que una modificación cualquiera en uno de ellos entraña una modificación de todos los demás” (Levi-Strauss, 1994, pág. 301). La sistémica amplía este concepto y lo presenta como un nuevo paradigma científico, con lo que se configura a sí misma como un modelo epistémico que genera teorías al interior de diversas disciplinas como la biología, la psicología, la sociología, y por supuesto la administración y la gerencia, entre otras.
El pensamiento sistémico intenta dejar atrás las nociones mecanicistas y reduccionistas de la ciencia del momento, y se concentra en la organización, la interacción dinámica y el carácter de unidad de los sistemas.  Incorpora los sistemas abiertos y los estados de desequilibrio, de los cuales no se ocupaban la física y la química de la época. Además identifica algunos principios que son aplicables a entidades completamente diferentes entre sí, pero que pueden ser vistas como sistemas (Bertalanffy, 1976).
El pensamiento complejo 
Según Morin, (1998), uno de los aportes de la complejidad al ámbito científico es cambio del “paradigma” de la simplicidad por lo que él lama el paradigma de la complejidad. Para él, el “paradigma” de la simplicidad se enfoca en la búsqueda del orden a través de una ley o de principio, se concentra en los aspectos particulares y trata de explicar cada aspecto, más no visualiza la totalidad en la que se integra ese conjunto de aspectos particulares. Ese paradigma de la simplicidad es a la vez reduccionista y mecanicista, y eso es lo que intenta superar la complejidad. La complejidad devela que hasta lo que parece ser más simple, resulta ser complejo (por ejemplo, el átomo). Para Morín (1997) todo sistema integra y organiza la diversidad en una unidad.
La noción de complejidad intenta superar el énfasis en la búsqueda del orden y la negación del desorden. Para Morin (1998), el orden y el desorden cooperan de manera conjunta, y considera que la agitación y el encuentro al azar son necesarios para la organización del universo.
Además, Morin (op.cit.) retoma el concepto de auto organización y considera que el universo se crea a través de procesos auto-organizadores. Morin resume en tres principios al pensamiento complejo:
1.  El principio dialógico, que permite mantener la dualidad dentro de la unidad: la unidad puede estar formada por procesos a la vez complementarios y antagonistas. A este principio corresponde la dinámica que se establece entre orden y caos. Un concepto que Morin utiliza para describir esta dinámica es el de bucle eco-organizador, según el cual una reorganización permanente responde a una desorganización permanente (Morin, 1997).
2.  El principio de recursividad organizacional, donde cada momento de un proceso es a la vez producido y productor, de manera que las causas también son efectos y los efectos son a su vez causas.
3.  El principio hologramático, que plantea que cada componente de una totalidad contiene a esa totalidad.
Sin embargo, el pensamiento complejo no termina de concretar lo que se aspira para la ciencia del nuevo milenio. Su mayor aporte es que reafirma una ontología que se hace necesaria para dar apertura a esta nueva visión de ciencia y que está descrita en extremo en sus textos de El método. Sin embargo, entre las críticas que se le hacen están las siguientes (Reynoso, 2009):
-    La dualidad implícita en la manera como Morin relaciona el orden y el desorden como si fueran dos procesos diferentes cuando en realidad son un mismo proceso en diferentes grados de manifestación.
-    El planteamiento de la integración dialógica de los opuestos, como si las oposiciones fueran propiedades distintas de las cosas, cuando en realidad son puntos de vista desde los cuales se ve la misma propiedad.
-    El hecho de que la descripción de la recursividad no supera el concepto de causalidad lineal propio de la ciencia de la modernidad. Como diría Reynoso (2009), “una configuración en forma de bucle no constituye una forma diferente o ´mejor´ de causalidad”. Sigue siendo un proceso lineal.
La otra crítica es que el pensamiento complejo no aporta procesos concretos para hacer ciencia. En los tomos de El Método, Morín describe ampliamente su ontología, pero no llega a proponer ningún método mediante el cual se pueda concretar una nueva forma de hacer ciencia. Esto no es típico de los modelos epistémicos, pues cada modelo tiene su método para investigar.
En todo caso, la noción de complejidad se acerca mucho a la visión del mundo y de la ciencia que emerge de la física cuántica y de las teorías asociadas con el caos, la incertidumbre y la transdisciplinariedad.
La física cuántica como generadora de la noción de complejidad
Aunque la complejidad ha desarrollado planteamientos que se enmarcan dentro de una visión de ciencia diferente, es indudable que esta nueva visión de ciencia ya se venía preparando desde mucho antes a través de los trabajos de la física cuántica. Por ejemplo, Heisenberg (c.p. Mires, 1996) desde principios del siglo veinte ya afirmaba que “el mundo aparece como un complicado tejido de procedimientos, en el cual se intercambian vínculos de todo tipo, se contactan y se relacionan, y de ese modo, determinan, en definitiva, la estructura de todo el tejido” (pág. 169).  Tal como afirma Mires (1996), la conclusión de que la realidad no tiene esencia es una conclusión filosófica que se deduce de la física cuántica.  Otra deducción es que es imposible separar el sujeto del objeto.
Otro cambio significativo aportado por la física cuántica es el relacionado con la noción de causalidad, -al que Morin intenta dar respuesta con el principio de recursividad sin lograrlo-. Para la física cuántica, el concepto de causalidad lineal, en el cual una única causa determina un único efecto, en realidad no existe. La física cuántica afirma que si se conoce una causa, con el máximo posible conocimiento en un momento dado, existe un número indefinido de posibles efectos de los cuales no podemos saber cuál ocurrirá. Además, esta incertidumbre no es un problema de las limitaciones del ser humano o de los procedimientos utilizados sino que la naturaleza es así (Romero, 2014).
Por otra parte, el principio de complementariedad, del cual el concepto de dialógica de Morin es apenas un acercamiento, fue formulado por Bohr, quien ya en 1916 ejercía como profesor. Para Bohr las diferentes teorías que surgen dentro de una disciplina para explicar una misma situación, no son opuestas ni excluyentes. Son sólo perspectivas diferentes que se complementan entre sí, reflejo de una complejidad mayor que el investigador no alcanza a percibir en ese momento.
Aunque esta es una reflexión que no se agota fácilmente, y podrían desarrollarse muchos otros planteamientos, puede decirse que la teoría sistémica y el pensamiento complejo son expresiones que enfatizan una ontología que nace de una gran  variedad de hallazgos dentro de la física cuántica, del descontento con la forma reduccionista de hacer ciencia durante la modernidad, de la decepción ante el fracaso de los grandes relatos, y de las exigencias de la sociedad que se complejiza cada vez más en el mundo actual.
Es un punto intermedio que se acerca a la nueva visión de ciencia pero no la termina de perfilar. Sin embargo, algunos de los puntos que no termina de resolver el pensamiento complejo han sido adelantados y desarrollados por la comprensión holística.
La holística en la ciencia del tercer milenio
Algunos desarrollos que la comprensión holística de la ciencia ha formulado y que va más allá de los aportes de la complejidad son:
- La espiral como metáfora de proceso de conocer, que  supera la linealidad y se convierte en un sintagma de los distintos modelos epistémicos
 -   La aplicación del principio en complementariedad en la elaboración científica y en la comprensión de evolución de la ciencia, a través de los procesos sintagmáticos.
- El desarrollo metodológico del principio de posibilidades abiertas, que rescata la incertidumbre en el proceso investigativo, y vinculan entre lo caológico y lo cosmológico.
- La integración metodológica a través de la holopraxis como multimétodo que permite al investigador crear su propio camino, con lo cual el método se convierte en una herramienta y deja de ser una camisa de fuerza.
-  La aplicación del principio holográfico en el proceso metodológico, por medio del holograma de la investigación como herramienta de planificación, seguimiento y evaluación de investigaciones.
-   La visión de ciencia basada en una concepción antropológica integral.

Referencias
Bertalanffy, Ludwig von. (1976). Teoría general de los sistemas. México: Fondo de Cultura Económica.
Levi-Strauss, Claude. (1994). Antropología Estructural. Barcelona: Editorial Altaya.
Mires, Fernando. (1996). La revolución que nadie soñó o la otra posmodernidad. Caracas: Editorial Nueva Sociedad
Morin, Edgar. (1998). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Editorial Gedisa.
Morin, Edgar. (1997). El Método: La vida de la vida. Madrid: Editorial Cátedra.
Romero, Víctor. (2014). “No-causalidad y mecánica cuántica”. Revista C2. Ciencia y Cultura. En: http://www.revistac2.com/no-causalidad-y-mecanica-cuantica

Reynoso, Carlos. (2009). Modelos o metáforas. Crítica del paradigma de la complejidad de Edgar Morín. Buenos Aires: Editorial S.B.

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