Mitos
acerca de la investigación proyectiva
Jacqueline
Hurtado de Barrera
Noviembre,
2023
La
investigación proyectiva ha adquirido mucho auge en la actualidad a la hora de
elegir un tipo de investigación, porque ofrece la posibilidad de hacer
propuestas de cambio concretas y sustentadas, dirigidas a la solución de
problemas, sin embargo, existen muchas interpretaciones equivocadas acerca de
la investigación proyectiva. Este texto está dirigido a revisar algunas de esas
malinterpretaciones y a aclarar el concepto y los procesos asociados a este
tipo de investigación.
Una
definición muy completa de lo que es la investigación proyectiva es la
siguiente: es un tipo de investigación (implica la generación de conocimiento
nuevo), que consiste en el diseño de una propuesta, un plan, un programa, o un
modelo, dirigido a resolver un problema o necesidad de tipo práctico, aplicable
a cualquier campo del saber, en la cual se aprovecha una potencialidad, se atiende
a un interés, o se mejora una tecnología, relacionada con un grupo social, una
institución, o con una región geográfica, en un área particular del
conocimiento, a partir de un diagnóstico preciso de las necesidades del
momento, de un análisis de las propuestas alternas, del estudio de los procesos
explicativos involucrados en la situación a resolver, y de las tendencias
futuras de la problemática (Hurtado de Barrera, 2023).
Con
base en esta definición, es posible examinar algunos mitos y falsas creencias
que se han difundido acerca de la investigación proyectiva.
Mito 1. La investigación proyectiva pertenece al
pragmatismo como modelo epistémico
Algunas
personas piensan que el modelo epistémico que subyace a una investigación
proyectiva es el pragmatismo, sin embargo, esto no es cierto, porque para el
pragmatismo la investigación implica actuar sobre el evento de estudio y
generar el cambio, porque asume que el conocimiento solo se genera en la
acción, por lo tanto, un investigador que se ubique en el pragmatismo nunca
culminaría una investigación con una propuesta sin aplicarla. De hecho, el
método del pragmatismo es la investigación acción, en la cual el investigador
no sólo diseña la propuesta, sino que la va ejecutando por etapas y parte de
los resultados implica hacer el seguimiento de los cambios generados durante
cada etapa.
La investigación proyectiva, aunque
tiene varios antecedentes entre ellos los planteamientos de Simon (1965, citado
en Grabowski, 1995), la conceptualización y profundización de la investigación proyectiva,
como uno de los 10 tipos de investigación, ha tenido su asiento en la
comprensión holística de la ciencia y se ha venido trabajando en ello desde
1995. La propuesta de la comprensión holística fue desarrollada en el contexto
de la Fundación Sypal (actualmente Centro Internacional de Estudios Avanzados
Sypal), por los investigadores Jacqueline Hurtado de Barrera y Marcos Fidel
Barrera Morales, y las primeras publicaciones acerca de este tipo de
investigación se dieron a conocer en 1996. A partir de ese momento se han
incorporado innumerables avances para contribuir al desarrollo de la
metodología, así como programas de formación a los cuales se han sumado
investigadores de diversos países. Dentro de este desarrollo metodológico
también ha crecido la conceptualización de la investigación proyectiva, y se
han generado técnicas, procedimientos y recursos para su elaboración, así como
los pasos para ejecutar las diferentes modalidades mediante las cuales se puede
llevar a cabo (Hurtado de Barrera, 2023).
Mito 2. La investigación proyectiva no es apropiada
para un nivel de doctorado
Algunas
personas piensan que la investigación proyectiva no llega a un nivel de
doctorado, porque se limita a generar una propuesta y consideran que no se
genera teoría. Sin embargo, es muy importante distinguir la investigación
proyectiva de un proyecto especial, o de un proyecto profesional, en los cuales
el proyecto surge del conocimiento previo de quien diseña la propuesta, y no de
un proceso de investigación. La investigación proyectiva, en cambio requiere de
un arduo proceso de investigación para generar la propuesta.
De
hecho, La investigación proyectiva es uno de los tipos de investigación de
mayor complejidad, pues se ubica en el séptimo estadio de la espiral holística,
es decir, después de la explicativa y la predictiva, por lo cual, en el
proceso, el investigador debe hacer, no sólo un diagnóstico, sino que debe
generar teoría al explicar cómo, y en cuáles aspectos el proceso generador da
lugar al evento a modificar, por eso va incluso más allá de las exigencias de
un doctorado.
Mito 3. La investigación proyectiva es lo mismo que un
proyecto profesional o un “proyecto especial”
La investigación proyectiva se
diferencia de los proyectos (a secas), o también llamados en algunos contextos
académicos proyectos especiales o proyectos profesionales, en que, si bien
éstos generan productos novedosos que solucionan o mejoran situaciones, o
representan un aporte en algún sentido, estas creaciones no son resultado de un
proceso de investigación (como sí ocurre en el caso de una investigación
proyectiva), sino más bien del conocimiento profesional, de la imaginación, la
reflexión y la experiencia previa. Un ejemplo podría ser el desarrollo de un
software en el cual el desarrollador usa las técnicas de diseño informático,
pero no requiere hacer una investigación para crear el software. Esto no
significa que todo diseño de software sea necesariamente un proyecto especial,
algunos sí requieren investigación, y en ese caso, podrían convertirse en
investigaciones proyectivas. Es importante recordar que la investigación
implica la generación de conocimiento nuevo, para el investigador y para la
comunidad científica, a partir de una búsqueda metódica, por lo cual implica
recolección y análisis de datos.
Mito 4. La investigación proyectiva es lo mismo que un
“proyecto factible”
Algunas
personas confunden la investigación proyectiva con los llamados “proyectos factibles”,
pero ciertamente no son lo mismo. El concepto de proyecto factible como una
modalidad de trabajo especial de grado en algunas las universidades fue
incorporado en el Manual de trabajos de grado de la Universidad Pedagógica
Experimental Libertador (Upel, 1990). Para la Upel, el proyecto factible consiste en la “investigación, elaboración y
desarrollo de una propuesta de un modelo operativo viable para solucionar
problemas, requerimientos o necesidades de organizaciones o grupos sociales…”
(pág. 16), de manera que el proyecto debe tener de apoyo una investigación. Los
proyectos factibles, a diferencia de los proyectos especiales, sí son producto de procesos de
investigación, pero no cumplen con los requerimientos de una investigación
proyectiva.
Un proyecto factible cumple las siguientes etapas (Upel, 2003):
a.
Diagnóstico |
→ Esto correspondería al estadio descriptivo
del evento a modificar |
b. Planteamiento y
fundamentación teórica de la propuesta |
→ Esto no
es un estadio, sino una actividad metodológica de documentación |
c. Procedimiento metodológico, actividades y
recursos necesarios para su ejecución. |
→ Esto no es un estadio, sino una actividad donde
se desarrollan los criterios metodológicos |
d. Análisis y conclusiones sobre la viabilidad
y realización del proyecto. |
→ Esto no
es un estadio, sino una actividad donde se desarrollan las conclusiones, y la
viabilidad se coloca como una reflexión, pero no se garantiza que el proyecto
sea realmente viable |
Al revisar las etapas se observa que algunas
corresponden a fases de la investigación (actividades metodológicas) y otras
corresponden a estadios (objetivos específicos). Por ejemplo, el diagnóstico
corresponde a uno de los primeros objetivos específicos: al estadio descriptivo
de la espiral holística, en el cual se hace el estudio de necesidades. Sin
embargo, la etapa de planteamiento y fundamentación teórica de la
investigación, la etapa del procedimiento metodológico y la etapa de análisis y
conclusiones son actividades operativas que se desarrollan en toda
investigación y no corresponden a ningún estadio, sino a fases dentro del ciclo
holístico.
Esto quiere decir que los proyectos factibles, tal
como los define la Upel (1990), sólo pasan por el estadio descriptivo, y no cubren
los estadios analítico, comparativo, explicativo ni predictivo, como
corresponde a una investigación proyectiva completa. Es decir, pasan del
diagnóstico directamente a la propuesta, lo cual conlleva una serie de riesgos
de que la propuesta no sea efectiva, oportuna, original ni pertinente. Por el
contrario, la investigación proyectiva implica el paso por los estadios previos
contenidos en la espiral holística, y si el investigador omite alguno de los
estadios, corre el riesgo de diseñar un programa que no responda a las
necesidades que le dieron lugar, que no tenga aceptación en el contexto, o que
no permita alcanzar los objetivos propuestos, entre otras debilidades.
Por otra parte, en algunos textos complementaros al
Manual de la Upel () algunos autores llevan el proyecto factible hasta la etapa
de aplicación, pero esto no es coherente, porque genera confusiones con la
investigación acción, la cual sí tiene como objetivo generar cambios en la
situación investigada, y llega hasta la aplicación de la propuesta.
Mito 5. Investigación proyectiva es igual a
investigación tecnológica
Algunas
personas también confunden la investigación proyectiva con lo que se ha
denominado “investigación tecnológica”, pero no se pueden equiparar, sobre todo
porque el concepto de investigación tecnológica no está claro en la literatura
metodológica. Por una parte, García Córdoba (2005) señala que la investigación
tecnológica es aquella cuya finalidad es “obtener conocimientos que establecen
con detalle cómo y con qué lograr objetivos predeterminados” (pág. 13), a
partir de la recolección y el procesamiento de información diversa y abundante,
pero en el contexto tecnológico. Para este autor la investigación tecnológica
permite transformar la realidad y obtener beneficios. Así mismo, afirma que
generar propuestas con base en una investigación asegura en gran medida la
eficacia de los resultados.
Ahora
bien, la investigación proyectiva abarca también el campo de la tecnología,
pues ésta aborda problemas prácticos, se centra en aplicaciones concretas y en
dar respuesta al cómo hacer las cosas, inspirada en los procesos de
investigación (Rietveld, Alamo y Natera, 2006). Sin embargo, la investigación
proyectiva no se limita al contexto tecnológico, sino que puede ser aplicada a
todos los campos del saber, como a educación, el derecho, las ciencias sociales,
las ciencias de la salud... Por otra parte, hay autores que al definir la
investigación tecnológica la presentan como un proyecto especial, y no
realmente como una investigación: al respecto Bello (1996) afirma que “la
Investigación Tecnológica tendría como finalidad solucionar problemas o
situaciones que el conocimiento científico consolidado como tecnología demanda:
por lo tanto, no sería su finalidad descubrir nuevas leyes, y casualidades,
sino la de reconstruir procesos en función de descubrimientos ya realizados”
(sp).
Mito 6. La investigación proyectiva lleva hipótesis
Algunas
personas piensan que la investigación proyectiva pudiera llevar hipótesis. Sin
embargo, en una investigación proyectiva no se formulan hipótesis. Aunque en
algunas investigaciones proyectivas se asume que se conoce la causa, sobre todo
si ya existe una teoría previa que explique el evento a modificar, el objetivo
de la investigación proyectiva no es verificar este supuesto, sólo se apoya en
él para que la propuesta pueda ser efectiva.
Mito 7. La investigación proyectiva llega hasta la
aplicación de la propuesta
Algunas
personas consideran que la investigación proyectiva llega hasta la aplicación
de la propuesta, sin embargo, esto tampoco es cierto. Si el investigador, como
parte de mismo proceso, va más allá del diseño de la propuesta y la aplica para
hacer un seguimiento, ya deja de ser una investigación proyectiva y se
convierte en una investigación interactiva. Por otra parte, en algunos casos es
necesario hacer pruebas con un prototipo para mejorar la propuesta, esto no
constituye una “aplicación” como tal, y constituye uno de los procesos de la
investigación proyectiva, ya que el objetivo no es producir cambios o resolver
una problemática, sino depurar y pulir la propuesta, de manera que el producto
final sigue siendo la propuesta.
Mito 8. En una investigación proyectiva la propuesta
es solo un conjunto de sugerencias
Esto
tampoco es cierto. Algunas personas piensan que enunciar un listado de
sugerencias generales para resolver una problemática ya representa una
propuesta. Sin embargo, la propuesta dentro de una investigación proyectiva no
se limita, de ninguna manera, a un conjunto de recomendaciones generales. La
propuesta es un capítulo completo de la investigación, que contiene una
descripción general, justificación, objetivos, procedimientos -con pasos y
etapas claramente especificados-, destinatarios, responsables, espacios de
trabajo y alcance geográfico, cronogramas, recursos, costos y fuentes de
financiamiento. Además, la propuesta debe estar diseñada de manera que actúe
directamente sobre los aspectos del proceso causal que se identificaron como
más relevantes por su impacto en el evento a modificar, y debe estar dirigida a
cubrir los vacíos y resolver los problemas específicos que se detectaron en el
diagnóstico del evento a modificar, entre otras cosas.
En
conclusión, la investigación proyectiva es un proceso complejo que requiere
estudio y preparación, para no ser confundida con otros procesos que tengan
cierto parecido y, para que pueda ser desarrollada de manera óptima sea capaz
de lograr los cambios que se pretenden, una vez que esa propuesta sea puesta en
práctica. En este sentido, la compresión holística de la ciencia aporta muchos
elementos conceptuales, metodológicos y recursos prácticos para llevar a cabo
una investigación proyectiva con criterios de rigurosidad y calidad
metodológica, para generar propuestas pertinentes, factibles, oportunas,
originales, competitivas, coherentes y efectivas.
Referencias
Bello, Freddy. (1996) Reflexión: La investigación tecnológica, o cuando
la solución es el problema. Revista Faces.
Año 6 N° 13. Valencia, Venezuela: Universidad de Carabobo.
Garcia Córdoba, Fernando. (2005). La
investigación tecnológica. México: Editorial Limusa
Hurtado de Barrera, Jacqueline. (2012). Metodología de la investigación. Guía para una comprensión holística de
la ciencia. Bogotá, Colombia: Quirón-Sypal.
Hurtado de Barrera, Jacqueline. (2023). Cómo hacer una investigación proyectiva. En imprenta.
Simon,
Herbert. (1979). Las ciencias de lo artificial. Barcelona, España: Editorial ATE.
Colección Universitaria.
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