2/8/25

 

Mitos acerca de la investigación proyectiva

Jacqueline Hurtado de Barrera

www.saberinvestigar.com

Noviembre, 2023

La investigación proyectiva ha adquirido mucho auge en la actualidad a la hora de elegir un tipo de investigación, porque ofrece la posibilidad de hacer propuestas de cambio concretas y sustentadas, dirigidas a la solución de problemas, sin embargo, existen muchas interpretaciones equivocadas acerca de la investigación proyectiva. Este texto está dirigido a revisar algunas de esas malinterpretaciones y a aclarar el concepto y los procesos asociados a este tipo de investigación.

Una definición muy completa de lo que es la investigación proyectiva es la siguiente: es un tipo de investigación (implica la generación de conocimiento nuevo), que consiste en el diseño de una propuesta, un plan, un programa, o un modelo, dirigido a resolver un problema o necesidad de tipo práctico, aplicable a cualquier campo del saber, en la cual se aprovecha una potencialidad, se atiende a un interés, o se mejora una tecnología, relacionada con un grupo social, una institución, o con una región geográfica, en un área particular del conocimiento, a partir de un diagnóstico preciso de las necesidades del momento, de un análisis de las propuestas alternas, del estudio de los procesos explicativos involucrados en la situación a resolver, y de las tendencias futuras de la problemática (Hurtado de Barrera, 2023).

Con base en esta definición, es posible examinar algunos mitos y falsas creencias que se han difundido acerca de la investigación proyectiva.

Mito 1. La investigación proyectiva pertenece al pragmatismo como modelo epistémico

Algunas personas piensan que el modelo epistémico que subyace a una investigación proyectiva es el pragmatismo, sin embargo, esto no es cierto, porque para el pragmatismo la investigación implica actuar sobre el evento de estudio y generar el cambio, porque asume que el conocimiento solo se genera en la acción, por lo tanto, un investigador que se ubique en el pragmatismo nunca culminaría una investigación con una propuesta sin aplicarla. De hecho, el método del pragmatismo es la investigación acción, en la cual el investigador no sólo diseña la propuesta, sino que la va ejecutando por etapas y parte de los resultados implica hacer el seguimiento de los cambios generados durante cada etapa.

La investigación proyectiva, aunque tiene varios antecedentes entre ellos los planteamientos de Simon (1965, citado en Grabowski, 1995), la conceptualización y profundización de la investigación proyectiva, como uno de los 10 tipos de investigación, ha tenido su asiento en la comprensión holística de la ciencia y se ha venido trabajando en ello desde 1995. La propuesta de la comprensión holística fue desarrollada en el contexto de la Fundación Sypal (actualmente Centro Internacional de Estudios Avanzados Sypal), por los investigadores Jacqueline Hurtado de Barrera y Marcos Fidel Barrera Morales, y las primeras publicaciones acerca de este tipo de investigación se dieron a conocer en 1996. A partir de ese momento se han incorporado innumerables avances para contribuir al desarrollo de la metodología, así como programas de formación a los cuales se han sumado investigadores de diversos países. Dentro de este desarrollo metodológico también ha crecido la conceptualización de la investigación proyectiva, y se han generado técnicas, procedimientos y recursos para su elaboración, así como los pasos para ejecutar las diferentes modalidades mediante las cuales se puede llevar a cabo (Hurtado de Barrera, 2023).

Mito 2. La investigación proyectiva no es apropiada para un nivel de doctorado

Algunas personas piensan que la investigación proyectiva no llega a un nivel de doctorado, porque se limita a generar una propuesta y consideran que no se genera teoría. Sin embargo, es muy importante distinguir la investigación proyectiva de un proyecto especial, o de un proyecto profesional, en los cuales el proyecto surge del conocimiento previo de quien diseña la propuesta, y no de un proceso de investigación. La investigación proyectiva, en cambio requiere de un arduo proceso de investigación para generar la propuesta.

De hecho, La investigación proyectiva es uno de los tipos de investigación de mayor complejidad, pues se ubica en el séptimo estadio de la espiral holística, es decir, después de la explicativa y la predictiva, por lo cual, en el proceso, el investigador debe hacer, no sólo un diagnóstico, sino que debe generar teoría al explicar cómo, y en cuáles aspectos el proceso generador da lugar al evento a modificar, por eso va incluso más allá de las exigencias de un doctorado.

Mito 3. La investigación proyectiva es lo mismo que un proyecto profesional o un “proyecto especial”

La investigación proyectiva se diferencia de los proyectos (a secas), o también llamados en algunos contextos académicos proyectos especiales o proyectos profesionales, en que, si bien éstos generan productos novedosos que solucionan o mejoran situaciones, o representan un aporte en algún sentido, estas creaciones no son resultado de un proceso de investigación (como sí ocurre en el caso de una investigación proyectiva), sino más bien del conocimiento profesional, de la imaginación, la reflexión y la experiencia previa. Un ejemplo podría ser el desarrollo de un software en el cual el desarrollador usa las técnicas de diseño informático, pero no requiere hacer una investigación para crear el software. Esto no significa que todo diseño de software sea necesariamente un proyecto especial, algunos sí requieren investigación, y en ese caso, podrían convertirse en investigaciones proyectivas. Es importante recordar que la investigación implica la generación de conocimiento nuevo, para el investigador y para la comunidad científica, a partir de una búsqueda metódica, por lo cual implica recolección y análisis de datos.

Mito 4. La investigación proyectiva es lo mismo que un “proyecto factible”

Algunas personas confunden la investigación proyectiva con los llamados “proyectos factibles”, pero ciertamente no son lo mismo. El concepto de proyecto factible como una modalidad de trabajo especial de grado en algunas las universidades fue incorporado en el Manual de trabajos de grado de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel, 1990). Para la Upel, el proyecto factible consiste en la “investigación, elaboración y desarrollo de una propuesta de un modelo operativo viable para solucionar problemas, requerimientos o necesidades de organizaciones o grupos sociales…” (pág. 16), de manera que el proyecto debe tener de apoyo una investigación. Los proyectos factibles, a diferencia de los proyectos especiales, sí son producto de procesos de investigación, pero no cumplen con los requerimientos de una investigación proyectiva.

Un proyecto factible cumple las siguientes etapas (Upel, 2003):

a.    Diagnóstico 

 

   Esto correspondería al estadio descriptivo del evento  a modificar

b. Planteamiento y fundamentación teórica de la propuesta

   Esto no es un estadio, sino una actividad metodológica de documentación

c.  Procedimiento metodológico, actividades y recursos necesarios para su ejecución.

   Esto no es un estadio, sino una actividad donde se desarrollan los criterios metodológicos

d.  Análisis y conclusiones sobre la viabilidad y realización del proyecto.

    Esto no es un estadio, sino una actividad donde se desarrollan las conclusiones, y la viabilidad se coloca como una reflexión, pero no se garantiza que el proyecto sea realmente viable

Al revisar las etapas se observa que algunas corresponden a fases de la investigación (actividades metodológicas) y otras corresponden a estadios (objetivos específicos). Por ejemplo, el diagnóstico corresponde a uno de los primeros objetivos específicos: al estadio descriptivo de la espiral holística, en el cual se hace el estudio de necesidades. Sin embargo, la etapa de planteamiento y fundamentación teórica de la investigación, la etapa del procedimiento metodológico y la etapa de análisis y conclusiones son actividades operativas que se desarrollan en toda investigación y no corresponden a ningún estadio, sino a fases dentro del ciclo holístico.

Esto quiere decir que los proyectos factibles, tal como los define la Upel (1990), sólo pasan por el estadio descriptivo, y no cubren los estadios analítico, comparativo, explicativo ni predictivo, como corresponde a una investigación proyectiva completa. Es decir, pasan del diagnóstico directamente a la propuesta, lo cual conlleva una serie de riesgos de que la propuesta no sea efectiva, oportuna, original ni pertinente. Por el contrario, la investigación proyectiva implica el paso por los estadios previos contenidos en la espiral holística, y si el investigador omite alguno de los estadios, corre el riesgo de diseñar un programa que no responda a las necesidades que le dieron lugar, que no tenga aceptación en el contexto, o que no permita alcanzar los objetivos propuestos, entre otras debilidades.

Por otra parte, en algunos textos complementaros al Manual de la Upel () algunos autores llevan el proyecto factible hasta la etapa de aplicación, pero esto no es coherente, porque genera confusiones con la investigación acción, la cual sí tiene como objetivo generar cambios en la situación investigada, y llega hasta la aplicación de la propuesta.

Mito 5. Investigación proyectiva es igual a investigación tecnológica

Algunas personas también confunden la investigación proyectiva con lo que se ha denominado “investigación tecnológica”, pero no se pueden equiparar, sobre todo porque el concepto de investigación tecnológica no está claro en la literatura metodológica. Por una parte, García Córdoba (2005) señala que la investigación tecnológica es aquella cuya finalidad es “obtener conocimientos que establecen con detalle cómo y con qué lograr objetivos predeterminados” (pág. 13), a partir de la recolección y el procesamiento de información diversa y abundante, pero en el contexto tecnológico. Para este autor la investigación tecnológica permite transformar la realidad y obtener beneficios. Así mismo, afirma que generar propuestas con base en una investigación asegura en gran medida la eficacia de los resultados.

Ahora bien, la investigación proyectiva abarca también el campo de la tecnología, pues ésta aborda problemas prácticos, se centra en aplicaciones concretas y en dar respuesta al cómo hacer las cosas, inspirada en los procesos de investigación (Rietveld, Alamo y Natera, 2006). Sin embargo, la investigación proyectiva no se limita al contexto tecnológico, sino que puede ser aplicada a todos los campos del saber, como a educación, el derecho, las ciencias sociales, las ciencias de la salud... Por otra parte, hay autores que al definir la investigación tecnológica la presentan como un proyecto especial, y no realmente como una investigación: al respecto Bello (1996) afirma que “la Investigación Tecnológica tendría como finalidad solucionar problemas o situaciones que el conocimiento científico consolidado como tecnología demanda: por lo tanto, no sería su finalidad descubrir nuevas leyes, y casualidades, sino la de reconstruir procesos en función de descubrimientos ya realizados” (sp).

Mito 6. La investigación proyectiva lleva hipótesis

Algunas personas piensan que la investigación proyectiva pudiera llevar hipótesis. Sin embargo, en una investigación proyectiva no se formulan hipótesis. Aunque en algunas investigaciones proyectivas se asume que se conoce la causa, sobre todo si ya existe una teoría previa que explique el evento a modificar, el objetivo de la investigación proyectiva no es verificar este supuesto, sólo se apoya en él para que la propuesta pueda ser efectiva.

Mito 7. La investigación proyectiva llega hasta la aplicación de la propuesta

Algunas personas consideran que la investigación proyectiva llega hasta la aplicación de la propuesta, sin embargo, esto tampoco es cierto. Si el investigador, como parte de mismo proceso, va más allá del diseño de la propuesta y la aplica para hacer un seguimiento, ya deja de ser una investigación proyectiva y se convierte en una investigación interactiva. Por otra parte, en algunos casos es necesario hacer pruebas con un prototipo para mejorar la propuesta, esto no constituye una “aplicación” como tal, y constituye uno de los procesos de la investigación proyectiva, ya que el objetivo no es producir cambios o resolver una problemática, sino depurar y pulir la propuesta, de manera que el producto final sigue siendo la propuesta.

Mito 8. En una investigación proyectiva la propuesta es solo un conjunto de sugerencias

Esto tampoco es cierto. Algunas personas piensan que enunciar un listado de sugerencias generales para resolver una problemática ya representa una propuesta. Sin embargo, la propuesta dentro de una investigación proyectiva no se limita, de ninguna manera, a un conjunto de recomendaciones generales. La propuesta es un capítulo completo de la investigación, que contiene una descripción general, justificación, objetivos, procedimientos -con pasos y etapas claramente especificados-, destinatarios, responsables, espacios de trabajo y alcance geográfico, cronogramas, recursos, costos y fuentes de financiamiento. Además, la propuesta debe estar diseñada de manera que actúe directamente sobre los aspectos del proceso causal que se identificaron como más relevantes por su impacto en el evento a modificar, y debe estar dirigida a cubrir los vacíos y resolver los problemas específicos que se detectaron en el diagnóstico del evento a modificar, entre otras cosas.

En conclusión, la investigación proyectiva es un proceso complejo que requiere estudio y preparación, para no ser confundida con otros procesos que tengan cierto parecido y, para que pueda ser desarrollada de manera óptima sea capaz de lograr los cambios que se pretenden, una vez que esa propuesta sea puesta en práctica. En este sentido, la compresión holística de la ciencia aporta muchos elementos conceptuales, metodológicos y recursos prácticos para llevar a cabo una investigación proyectiva con criterios de rigurosidad y calidad metodológica, para generar propuestas pertinentes, factibles, oportunas, originales, competitivas, coherentes y efectivas.

 

Referencias

Bello, Freddy. (1996) Reflexión: La investigación tecnológica, o cuando la solución es el problema. Revista Faces. Año 6 N° 13. Valencia, Venezuela: Universidad de Carabobo.

Garcia Córdoba, Fernando. (2005). La investigación tecnológica. México: Editorial Limusa

Hurtado de Barrera, Jacqueline. (2012). Metodología de la investigación. Guía para una comprensión holística de la ciencia. Bogotá, Colombia: Quirón-Sypal.

Hurtado de Barrera, Jacqueline. (2023). Cómo hacer una investigación proyectiva. En imprenta.

Simon, Herbert. (1979).  Las ciencias de lo artificial. Barcelona, España: Editorial ATE. Colección Universitaria.

12/6/23

¿Es posible construir una teoría en una investigación doctoral?

 


Jacqueline Hurtado de Barrera

Para información más amplia sobre este tema, consultar Hurtado de Barrera (2012). Metodología de la investigación. Guía para una comprensión holística de la ciencia. Bogotá, Colombia. Ediciones Quirón-Sypal. Cap. 17 pp 489 a 538.

Mucho se ha enfatizado en que una investigación doctoral debe generar teoría, sin embargo, también es cierto que algunos evaluadores se sorprenden cuando escuchan decir al doctorando que va a crear una teoría o que va a generar un modelo teórico como resultado de su investigación. Esto parece una contradicción, por varias razones, primero, porque durante años, a lo largo del proceso educativo se le impide a los estudiantes plantear ideas propias, y en ninguno de sus niveles se les enseña cómo crear una teoría, segundo, porque entonces, al llegar al doctorado, mágicamente se les asigna la responsabilidad de crear teoría, pero en ninguno de los seminarios se les dice como,  y en tercer lugar, porque si alguien se atreve a intentarlo, entonces eso se convierte en un gesto de arrogancia, dado que “solo los genios crean teorías”.

Aunque algunos investigadores piensan que construir teoría en un trabajo doctoral es prácticamente imposible, o que es algo inalcanzable, debido a que asocian la construcción de teoría con genios y científicos con unas habilidades muy especiales, lo cierto es que es posible construir teoría como resultado de una investigación. 

El primer paso para lograrlo es desmitificar a los teóricos: quienes han desarrollado teorías no son extraterrestres, ni seres extraños, o iluminados con poderes especiales: son científicos como muchos de nosotros: Piaget creó su teoría a partir de la observación de sus tres hijos; Freud desarrolló su teoría en su trabajo como terapeuta, al hacer comparaciones entre los pacientes que iban a su consulta y al tratar de identificar aspectos comunes. Lo que sí tienen las personas que generan teoría es una enorme capacidad de observación y un pensamiento organizado; son minuciosos en sus registros y capaces de discriminar lo que es relevante de lo que no lo es, y además tienen una extraordinaria capacidad para establecer relaciones entre cosas que parecen no vincularse de formas evidentes.

El otro paso, para entender que es posible desarrollar teorías en el contexto de una investigación doctoral, es desmitificar el concepto de teoría. Una teoría es una explicación acerca de cómo y por qué ocurre algo. Hall y Lindsey (1979) señalan que una teoría es un supuesto no demostrado, y es en la investigación confirmatoria donde realmente se verifica si bajo ciertas circunstancias y con ciertos controles de variables extrañas, la teoría se cumple para un contexto particular. Por otra parte, las teorías no tienen que explicarlo absolutamente todo; pueden explicar ciertos aspectos de una situación o de un proceso.

Además, las teorías nunca son absolutamente universales; el grado de generalidad de las teorías es variable. Algunas teorías tienen un amplio rango de generalidad, pero otras están ligadas a contextos específicos. En el campo de las ciencias sociales es muy probable que una teoría que se cumple en un cierto contexto, no se cumpla en otro contexto con características diferentes.

El tercer mito a superar es que la construcción de teorías es un hecho aislado, ocasional y desvinculado de las actividades cotidianas de los investigadores. Si bien los positivistas, en su método no incluyeron los procesos para la construcción de teorías, sino sólo las etapas la verificación, los estructuralistas, en el contexto de la antropología y de las ciencias sociales sí incorporaron, como punto final de su proceso metodológico, la creación de una teoría. En la misma línea, Glasser y Strauss (1967) y, posteriormente, Strauss y Corbin (2002), cuando desarrollaron el método de la Teoría Fundamentada, también intentaron mostrar cómo construir teorías a partir de los hechos investigados. Igualmente, Martínez Miguélez (1995;1998;) en varios de sus textos, también describe los procesos para desarrollar teorías cuando se trabaja con datos cualitativos.

Ahora bien, la comprensión holística de la investigación ha generado pautas muy claras acerca de cómo construir teorías. De los 10 tipos de investigación descritos por la comprensión holística de la ciencia, el tipo de investigación cuyo objetivo general es desarrollar teorías, es la investigación explicativa. De hecho, una investigación explicativa es aquella que se ocupa de buscar las posibles causas de un evento, precisar cuáles de esas posibles causas pueden tener un mayor efecto en dicho evento, y desarrollar la teoría que explica la dinámica mediante la cual esas posibles causas se combinan para dar lugar al evento. Esto significa que en una investigación explicativa existen diferentes niveles: de identificación de ponderación y de modelo teórico. Aunque la definición anterior se centra en las relaciones causales para definir la explicación, es importante destacar que existen diferentes tipos de explicación en los cuales se pude basar una investigación explicativa (causal, estructural, sistémica, continente, cíclica...) (Hurtado de Barrera, 2012).

Desde el uso de herramientas cuantitativas, para construir el modelo teórico también existen herramientas estadísticas muy concretas que ayudan a explicar esa dinámica mediante la cual se relacionan los diferentes eventos de estudio. Los modelos de regresión, las regresiones logísticas, el Path Analysis -o análisis de rutas- (Hurtado de Barrera, 2012), el análisis estructural, entre otros son herramientas apropiadas para una investigación explicativa. Además, el software IBM-Spss, cuenta con este tipo de herramientas. Este software tiene dos módulos de análisis, el más conocido es SPSS Statistics, con el cual se pueden trabajar algunas de las técnicas mencionadas, pero el segundo módulo, denominado Modeler, está diseñado para plantear y probar modelos teóricos a partir de datos previamente recolectados.

Por otra parte, no se genera teoría únicamente en la investigación explicativa, sino que es posible hacerlo en cualquier tipo de investigación que requiera del paso por el estadio explicativo, como la investigación predictiva, la proyectiva, la interactiva, la confirmatoria (no vista desde el positivismo, sino desde la comprensión holística de la ciencia), y la evaluativa.

La generación de teorías es un proceso fundamental para cualquier área del conocimiento, y los investigadores deben prepararse ampliamente en el conocimiento de los procesos metodológicos que les permitan ir hasta donde se cree que sólo los genios pueden llegar, para dar aportes que permitan comprender mejor las problemáticas actuales y contribuir a resolverlas de manera efectiva.

Referencias

Glaser, Barney; Strauss, Anselm. 1967.  The Discovery of Grounded Theory. Strategies for Qualitative Research.  New York: Aldine de Gruyt

Hall, Calvin y Lindsey, Gardner. 1979.  La teoría de la personalidad. Buenos Aires, Argentina:  Paidós.

Hurtado de Barrera, Jacqueline. 2012. Metodología de la investigación. Guía para una comprensión holística de la ciencia. Bogotá, Colombia. Ediciones Quirón-Sypal.

Martinez Miguelez, Miguel. 1985. Nuevos métodos para la investigación del comportamiento humano. Caracas, Venezuela: Universidad Simón Bolívar. Departamento de Ciencia y Tecnología del Comportamiento.

Martínez Miguélez, Miguel. 1998. La investigación cualitativa etnográfica en educación. México: Trillas

Martínez Miguélez, Miguel. 2006. Ciencia y arte en la investigación cualitativa. México: Trillas

Strauss, Anselm y Corbin, Juliet. 2002. Bases de la investigación cualitativa. Medellín, Colombia: Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia.

 

17/8/21

La validez por juicio de expertos en investigación

 

Jacqueline Hurtado de Barrera, 2021


La validez es la cualidad de un instrumento que permite afirmar que éste cumple al menos tres condiciones: que mide realmente el evento que pretende medir, que mide todos los aspectos que conforman el evento que se pretende medir, y que mide exclusivamente el evento que se desea medir, sin que se filtren características de otros eventos (Thorndike, 1980).

La validez se logra inicialmente en el proceso de construcción del instrumento, pero luego existen algunas técnicas para corroborar que se logró realmente un índice aceptable de validez, y que además proporciona información sobre algunos aspectos que habría que modificar en el instrumento en caso de que este índice no se logre. Para construir un instrumento válido es necesario comprender que cada atributo de la validez corresponde a un tipo particular de ésta y se logra mediante ciertos procedimientos: el hecho de que el instrumento mida el evento que se quiere medir corresponde a la validez de constructo y se intenta logra con la tabla de operacionalización; el medir todo lo que abarca el evento se refiere a la validez de contenido (Anastasi y Urbina,1998; Corbetta, 2007), y se trabaja a través de la tabla de especificaciones; y la cualidad de medir sólo lo que se pretende medir es la confiabilidad (Magnusson, 2005), y es una consecuencia de las dos anteriores, más el cuidado de excluir  cualquier indicio que pudiera pertenecer a otro evento diferente al que se desea estudiar.

Ahora bien, para calcular el índice de validez de un instrumento existen diferentes técnicas, y la mayoría de ellas son complementarias. La que vamos a abordar en este artículo es la técnica de validación por juicio de expertos, que es una de las más utilizadas, más eso no significa que sea suficiente para garantizar la validez de un instrumento. Esta técnica se puede utilizar para calcular un índice de validez de constructo, y también para la validez de contenido. En este caso la explicación se centrará en la validez de constructo.

Para comprender la lógica de la validación por juicio de expertos es importante entender en qué se basa la validez de constructo. La validez de constructo se va configurando en el proceso de elaboración del instrumento, cuando se crea la tabla de operacionalización, en la medida que se identifican sinergias e indicios pertinentes al concepto del evento. Si este proceso no se cumple adecuadamente, cualquier técnica de validación que se aplique arrojará que el instrumento no es válido.

Un constructo es un concepto. Por lo tanto, la validez de constructo parte del principio de que el investigador, cuando formula su pregunta de investigación escoge los eventos que pretende estudiar, y durante la elaboración de su fundamentación teórica precisa cómo los va a definir. Estos conceptos, que en realidad son abstracciones del investigador o de un grupo de teóricos, se denominan constructos (Nunnally, 1987). Un instrumento tiene validez de constructo cuando sus ítems están en correspondencia con las sinergias -o dimensiones- y con los indicios que se derivan del concepto del evento que se va a medir.

La validación por juicio de expertos es una técnica basada en la correspondencia teórica entre los ítems del instrumento y el concepto del evento, y busca corroborar si existe consenso, o por lo menos un porcentaje aceptable de acuerdo, entre el investigador y los expertos, con respecto a la pertenencia de cada ítem a las respectivas sinergias del evento; por eso no requiere de aplicación a una muestra piloto.

Esta técnica sólo indica si la selección de los ítems que hizo el investigador para cada sinergia, concuerda con el criterio de los expertos, pero no garantiza que, en la realidad, al ser aplicado a la muestra, el instrumento funcione adecuadamente. Por esa razón, la validez por juicio de expertos es sólo una prueba preliminar que indica si es necesario eliminar, reformular o reubicar algunos ítems para mejorar el instrumento, y además aporta un primer índice de validez teórica, pero debe ser complementada con otros procedimientos de validez empírica, que requieren de una prueba piloto, pero muestran si, en el campo, el instrumento realmente está midiendo lo que se pretende medir.

Para hacer la validación por juicio de expertos es necesario que el investigador haya precisado cuáles indicios son manifestación de cada sinergia o dimensión del evento y cuáles ítems corresponden a cada indicio (tabla de operacionalización).

Luego se requiere seleccionar a los jueces que van a validar el instrumento: Los jueces deben ser expertos conocedores del tema y del evento a estudiar. No es necesario que sean metodólogos, investigadores, ni expertos en redacción. Debe seleccionarse un número impar de jueces. Lo conveniente es entre tres y cinco, según sea el nivel de exigencia del investigador. Aunque en algunos contextos se sugiere 10 expertos, si realmente son expertos no se requiere más de tres, porque no es un tema de votaciones con base en una preferencia, sino de conocimiento del evento.

El tercer paso es elaborar el paquete de validación que se le va a entregar al experto, que consta de una carta explicativa donde se solicita su apoyo para la validación, copia del instrumento a validar y constancia de validación que debe firmar. La carta dirigida al experto debe contener:

-    Información básica sobre la investigación a realizar.

-    El evento que se pretende estudiar con su definición.

-    Las sinergias que conforman el evento con su respectiva definición.

-    Las instrucciones acerca de cómo el experto va a asignar cada ítem a cada sinergia.

Es muy importante que las definiciones colocadas en la carta, tanto del evento como de sus sinergias, sean claras y precisas. Además, no se le deben entregar al experto los objetivos de la investigación porque no se requieren y pueden generar confusión, porque los objetivos pueden contener otros eventos de estudio diferentes a los del instrumento que se está validando, pero que también forman parte de la investigación. Tampoco se le debe entregar al experto la tabla de operacionalización, porque ya se le estarían dando las opciones que se supone él debe identificar por su cuenta. La idea es que el experto, sin ver la tabla pueda identificar a cuál sinergia pertenece cada ítem.

La carta va acompañada, además, con una copia de los ítems del instrumento, en la cual las alternativas a seleccionar son cada una de las sinergias del evento. El trabajo del juez consiste en marcar con una X la sinergia a la cual considera que pertenece cada ítem. Por último, la carta debe ir también con una constancia de validación que el experto debe llenar con sus datos personales y profesionales, su apreciación general acerca de aspectos formales como la redacción, la coherencia, la claridad..., y su firma.

Se debe entregar a cada experto validador el kit de documentos (carta, instrumento, constancia), y acordar un tiempo prudencial para que los expertos realicen la validación. Es fundamental que los expertos no comenten entre ellos ningún aspecto relacionado con el instrumento, ni con la validación, mientras dure el proceso.

Una vez recogidos los paquetes de validación, el investigador debe registrar las respuestas de los expertos en una tabla de acuerdos y desacuerdos: En esta tabla debe haber una columna para colocar las respuestas de cada experto, pero además debe haber una columna adicional en la que se coloca la sinergia que el investigador asignó originalmente al ítem. Esto permite visualizar los acuerdos y desacuerdos entre los expertos, pero también si sus apreciaciones coinciden o no con las del investigador. En este caso, lo más importante no es que los expertos estén de acuerdo entre ellos, sino que la mayoría de los expertos esté de acuerdo con el investigador en cuanto a la sinergia a la que pertenece cada ítem.

Luego de vaciar las respuestas en la tabla de acuerdos, es necesario examinar los acuerdos y desacuerdos para introducir modificaciones al instrumento. Algunas situaciones relacionadas con las respuestas de los jueces, que se pueden presentar, son las siguientes:

-  Que los tres expertos coincidan en la sinergia a la cual pertenece el ítem, y además coincidan con la apreciación del investigador. En este caso se considera que el ítem está bien formulado y se registra como un acuerdo en la columna respectiva.

- Que la mayoría de los expertos coincidan entre sí y además coincidan con el investigador. En este caso, se considera que se trata de un acuerdo. Especialmente hay que prestar atención a si el experto que está en desacuerdo es siempre el mismo, pues podría ocurrir que esa persona no comprendió bien las instrucciones o no está familiarizada con los conceptos. Por esa razón es muy importante que los jueces sean muy conocedores del evento y de la temática.

-   Que la mayoría de los expertos, o todos, coincidan entre sí, pero estén en desacuerdo con el investigador. En este caso puede ocurrir que la pregunta fue formulada de tal manera que genera confusión en cuanto a la sinergia a la que pertenece, o que realmente ese ítem no pertenece a la sinergia que el investigador le asignó. Entonces hay que revisar con cuidado el ítem. Si se trata de la primera situación, se reformula para que se perciba con claridad el concepto que está midiendo. Si se trata del segundo caso, se reubica el ítem en la sinergia que marcaron los expertos.

-    Que todos los expertos asignen sinergias distintas, o que manifiesten abiertamente que no saben en cuál sinergia ubicar el ítem, o que indiquen que el ítem podría pertenecer a más de una sinergia. En ese caso es probable que el ítem realmente no esté midiendo el evento de estudio, es decir, que exprese un evento diferente, o también, que pertenezca a una nueva sinergia que el investigador no había detectado. Si esto ocurre, hay que revisar el ítem con mucho cuidado, revisar también los conceptos de las sinergias y el concepto del evento, indagar acerca de otras teorías y evaluar si se debe eliminar el ítem, o si se justifica crear una nueva sinergia, en cuyo caso habría que definirla, desarrollarla conceptualmente en la fundamentación, detectar sus indicios y formular ítems adicionales que sean parte de ella.

El último paso consiste en calcular el índice de validez: par ello se cuentan los acuerdos y se divide ese valor por el total de ítems. El índice obtenido debe ser superior a 0,75 -o por mucho 0,70-, en el caso de instrumentos que miden eventos de las ciencias sociales. Cuando se trata de eventos de la física, la biología o las ciencias naturales en general, el criterio debe ser mucho más estricto (0,99). Si el índice es aceptable, se hacen las modificaciones sencillas que el instrumento amerite y se pasa a las siguientes etapas de la validación (arreglos de redacción, presentación, orden en las preguntas, eliminación de ítems…). Si el índice está por debajo de lo aceptable, seguramente el instrumento requiere cambios más profundos, así que se pueden eliminar los ítems no pertinentes, se reubican los que haya que reubicar, se formulan nuevos ítems o se crea una nueva sinergia, si es necesario, y, una vez hecho todo esto, se hace una nueva validación de expertos, pero con otras personas diferentes a las que hicieron la primera validación.

Infograma 1. Ejemplo de tabla de acuerdos y cálculo de la validez por juicio de expertos

 

En el infograma 1 se puede ver que, si se elimina el ítem 3, el cual parece tener poca claridad en relación a lo que mide, el índice de la validez por expertos aumenta a 0,85. Si se tiene un número considerable de ítems, el hecho de eliminar uno o dos de ellos, que no estén en concordancia con el evento, no afecta la obtención de información, pero, si el instrumento tiene pocos ítems, es recomendable reemplazar los que se eliminen.

Es importante recalcar que la validación por expertos sólo proporciona una idea del acuerdo entre investigadores, con respecto a los indicios de un evento, más no permite detectar cómo funciona el instrumento en la realidad, puesto que no requiere la aplicación del mismo. Sin embargo, permite identificar aquellos ítems que no se corresponden con el concepto del evento, y, en consecuencia, tampoco con las sinergias, de tal manera que el investigador puede mejorar considerablemente el instrumento. Es recomendable aplicar esta técnica como una primera estimación de la validez, y hacer los cambios necesaris antes de realizar cualquier prueba piloto.


Referencias

Anastasi, A y Urbina, S. 1998. Test Psicológicos. México: Prentice Hall

Corbetta, P. 2007. Metodología y técnicas de investigación social. México: McGraw Hill.

Magnusson, D. 2005.. Teoría de los tests. México: Trillas

Nunnally, J. 1987. Teoría Psicométrica. México: Trillas


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